Pensabas que ibas a tener un viaje en tren feliz y relajado, soñando con aquella chica o aquel chico sentado más allá, mirando el amanecer sobre el mar por la ventanilla del tren… pero no fue así por culpa de algunos molestos pasajeros. Entonces comenzaron a pasar cosas extrañas y la realidad se confundió con un mundo invisible a tu alrededor y encontraste la manera de poner fin a aquellos comportamientos inaceptables.
Desde aquel que escucha música con el móvil sin auriculares, al vecino cotilla que fisga en tu pantalla del ordenador qué escribes, sin olvidarnos de los que ponen los pies encima del asiento o fuman entre vagones, el libro recoge los comportamientos de personajes anónimos, pero reales, que viví en primera persona cada día durante siete meses en mi trayecto diario a mi lugar de trabajo.
Diario del tren es una propuesta casi terapéutica para personas que sean usuarias cotidianas del transporte público; sea tren, metro o autobús. Asimismo, según algunas críticas recibidas, es muy recomendable para aquellas que les guste leer despacio y saborear las palabras.