El planteamiento de una buena portada tiene que contemplar muchos parámetros: diseño, semántica y, por supuesto, canal de exposición (no es lo mismo una cubierta pensada para librerías que para web).
Nosotros nos sentimos particularmente orgullosos de A través de mis pequeños ojos, que vendió miles de unidades primero en Amazon y, luego, en librerías físicas.
En esta novela buscamos un color poco habitual para contrastar con la foto de un entorno rural típico: consiguiendo distorsión y, a la vez, visibilidad en la mesa de la librería.
Aquí buscamos algo mucho más clásico, que transmitiera amplitud, la de los campos de labor y la de la vida (este es un libro de memorias), pero desde la luz del día y los colores vivos.
En esta portada nos enfrentamos al problema de un material gráfico no profesional pero con mucha fuerza (es un libro testimonial), y lo resolvimos dándole una vuelta de tuerca semántica (la rampa).
Los libros de autoayuda tienen su propia y particular estética, en la que normalmente lo más importante es el título y el subtítulo. En este caso intentamos insistir en la dualidad en vez de en la redundancia.
Esta portada es una de nuestras debilidades: evocadora (la infancia), dinámica (el protagonista se mueve hacia nosotros), realista (un niño normal) pero extraña a la vez (un autobús extranjero).
Solemos utilizar cartulina gráfica de 240 gramos (más dura que la estucada de 300 g.) plastificada en brillo o mate, según el libro y las preferencias del autor.
En la foto: a la izquierda, acabado brillo; a la derecha, mate.
Combinando zonas de acabado mate con zonas de acabado brillo se consiguen las reservas, que siempre resultan tan vistosas y espectaculares.
También se pueden acompañar de un leve efecto 3D.
Las solapas le dan cuerpo al libro, protegen el plastificado, evitan que la cubierta se combe hacia afuera y ofrecen un espacio destacado para nuevos contenidos.
Por contra, encarecen la edición.
En las solapas se puede añadir contenido (la biografía y la foto del autor/a, por ejemplo), o un listado de otras obras relacionadas, o simplemente adornos (como en la imagen).
También se pueden dejar en blanco.
Algunos libros incluyen una faja promocional (como en la imagen) de un color vistoso para llamar la atención en las estanterías y mesas de la librería.
También se puede imprimir una «falsa» faja en la cubierta para economizar.
La mayoría de los trabajos que hacemos llevan un encuadernado pegado PUR (libro de la izquierda) pero también podemos coser (libro de la derecha).
Hoy en día los pegados son muy duros y no se rompen, pero el cosido siempre proporciona un plus de flexibilidad.
También podemos encuadernar con dos grapas (por ejemplo en libros de menos de 24 páginas), aunque en ese caso se pierde la posibilidad de que tenga lomo.
O encuadernar con wire-O (algo parecido a la espiral o canutillo), como en la imagen, para libros que necesitan una apertura de 180 grados.
La tapa dura con su acabado a prueba de bombas es el sueño de la mayoría de los autores.
El problema es que resulta cara, sobre todo en tirajes muy cortos, por debajo de los 200 ejemplares.
Hay muchos tipos de tapa dura pero los más utilizados son dos:
La tapa dura al cromo (la puedes ver en la foto), que permite imprimir sobre ella literalmente lo que se quiera: fotos, dibujos, color, etc.
Y tapa dura guaflex (en la foto).
Aquí se emplea un material de base más noble (nosotros solo usamos guaflex pero también se puede utilizar piel), aunque las posibilidades de impresión más limitadas: solo letras, pequeños logos).
En la foto dos ejemplos de guaflex.
Uno, más clásico: oscuro, con letras doradas (lo puedes ver a la derecha).
Y el otro, más moderno, con un material azul celeste y las letras en color negro.
A veces se imprime una sobrecubierta o camisa (como la que puedes ver en la imagen) para proteger la tapa dura...
Pero también para darle al libro la oportunidad de tener una portada en color (si se ha encuadernado con guaflex).
Los libros en tapa dura pueden llevar lomo recto o curvo.
En la imagen puedes ver dos libros con lomo recto (a la izquierda), más clásico; y dos con lomo curvo (a la derecha), más informal.
Y guardas impresas (los dos de la derecha) o en cartulina de un color (el de la izquierda, en rojo).
Las guardas van pegadas a los interiores de cubierta de la tapa dura para unir la tripa del libro (el interior) con la cubierta.
También se pueden añadir cintas de registro, que son esos trocitos de tela que sirven para marcar una página en el interior del libro.
Se puede añadir una o varias (como en la foto) y del color que se quiera.
Hay un material conocido como verjurado, que nos encanta, sobre todo para libros de poesía o para ciertos libros de ensayo.
El verjurado transmite la idea de algo antiguo, íntimo.
Se pueden conseguir acabados peculiares imprimiendo fotos sobre este material (libro de la izquierda).
Las acuarelas (libro de la derecha) son perfectas para las cubiertas en verjurado.
Otras posibilidades interesantes para el verjurado son los estampados, como en el libro de la imagen.
Aquí elegimos el verjurado por el contenido del libro: cuentos tradicionales.
Se puede usar verjurado del color que se quiera pero también se puede imprimir un color plano sobre él.
En la foto puedes ver un ejemplo de un libro impreso con un fondo rojo.
El punto débil del verjurado es que al no ir plastificado resulta más vulnerable a cualquier agresión del entorno (agua, polvo…)
Especialmente el acabado en color blanco.
Los colores de fabricación más habituales del verjurado son:
Blanco (el libro de la derecha, en la foto).
Y ahuesado o crema (a la izquierda).
En esta imagen puedes ver en detalle el acabado rugoso de la cartulina verjurado.
Gracias a él se consigue un efecto orgánico espectacular en los libros impresos con este material.
La maqueta del interior marca la diferencia entre un libro que apetece leer y un libro cuya lectura se desecha a las primeras de cambio.
Nuestro objetivo es que la maqueta (tipografía, interlineado, márgenes) respire y dé una sensación de espacio.
Llevamos muchos años experimentando con las mejores soluciones de tipografías y espacios...
...para obtener la mejor experiencia posible de lectura, tanto para libros de prosa como para libros de poesía.
También sabemos adaptarnos a las circunstancias especiales de ciertos libros y/o de ciertos autores.
Los libros de recetas con fotos, por ejemplo, necesitan una composición de páginas especial.
Las guías de viaje tienen que ser de fácil consulta pero también bonitas y muy visuales.
En este libro tuvimos que resolver el problema de combinar fotos horizontales y verticales.
Los libros de no ficción a menudo contienen tablas, gráficos, notas a pie de página, recuadros.
Hay libros de poesía especiales, que se ilustran con imágenes o fotografías.
Otros acompañan los poemas y textos con ilustraciones, en color o en blanco y negro.
Por supuesto en todas nuestras ediciones incluimos una portadilla interior.
También una página con los créditos del libro, copyright, avisos legales, etc.
No puede faltar la página dedicada a las dedicatorias del autor/a (si las hay).
Ni las llamadas páginas de respeto (blancas) situadas al principio y al final.
Siempre que podemos, incorporamos pequeños detalles, como estas guardas falsas.
En esta edición, utilizamos el estampado del forro del manuscrito original de un libro de recetas.
Los papeles más habituales son tres: offset blanco (arriba), ahuesado (en medio) y estucado, también llamado cuché o satinado (abajo).
Nuestros libros por defecto van en papel blanco o ahuesado de 90 gramos.
En la foto puedes ver ejemplos de papel blanco (izquierda) y ahuesado (derecha). Nuestro ahuesado es de una tonalidad muy suave, lo que se conoce habitualmente como marfil.
Por supuesto, hay otras opciones.
El papel volumen, por ejemplo, se usa en libros de pocas páginas para darle presencia al acabado.
En la foto puedes ver otro ejemplo de papel volumen utilizado, en este caso, para la edición facsímil de un libro de recetas de cocina, escrito enteramente a mano.
Lo habitual es usar el estucado para reproducir color (se obtienen mejores acabados) pero siempre se puede experimentar (como en el libro de la foto).
Para los libros en color es importante definir bien la calidad que necesitas.
Principalmente existen tres:
Calidad láser fotográfica y calidad inkjet (en imprenta digital, para tirajes cortos, por debajo de 500 ejemplares).
Y calidad offset (en imprenta offset, para tirajes largos de 500 y 1000 ejemplares en adelante).
La máxima calidad posible se obtiene en la imprenta offset pero el offset solo es rentable si se imprimen muchos libros (de mil en adelante).
Si se busca un tiraje corto (de 500 o menos) hay dos calidades disponibles.
La calidad láser es la más cara y está indicada para libros gráficos (catálogos, álbumes de fotos, libros de ilustración, etc).
El inkjet es ideal para libros textuales que tienen acompañamiento gráfico (libros de texto, manuales, memorias, libros de cocina…).
En la foto: calidad inkjet (izquierda) versus calidad láser fotográfica (derecha).
Ampliación para ver más nítidamente las diferencias entre una calidad y otra: inkjet (izquierda), láser fotográfica (derecha).
Otro ejemplo de láser fotográfica versus inkjet.
En este caso la calidad láser fotográfica es la de la izquierda (la niña) y la inkjet es la de la derecha (el paisaje).
Para el blanco y negro, el problema es el mismo: elegir la calidad más adecuada según el tiraje, el presupuesto y el tipo de libro.
En la foto, un ejemplo de un libro de fotografía en blanco y negro pero en calidad láser fotográfica.
Nos encanta hacer álbum infantil y para su edición usamos un formato especial: tapa dura (también puede ir en blanda), un papel estucado muy grueso, y sobre todo mucho color.
En estas fotos, puedes ver en detalle el papel que usamos para los álbumes infantiles: un estucado mate de 150/200 gramos (según el tipo de impresión).
El papel estucado, con su barniz, garantiza la mejor calidad posible de impresión, dentro de los límites técnicos del sistema elegido (offset, láser o inkjet).
Siempre intentamos encuadernar cosido para conseguir la máxima resistencia y flexibilidad pero, si las páginas son muy pocas, resulta imposible y tenemos que grapar.
En los interiores de cubierta de los libros encuadernados en tapa dura, se pueden imprimir las guardas con las ilustraciones o colores que se quiera. El resultado es espectacular.
Por muchos álbumes que hayamos editado, nunca deja de sorprendernos el talento de nuestros autores.
La belleza de sus ilustraciones.
El humor.
El nivel de detalle.
La composición.
La originalidad.
El extraordinario sentido del color.
La emotividad.
Los ebooks, al igual que la maqueta del interior de los libros, tienen que invitar a la lectura, empezando por la portada.
Además son responsivos, es decir, se adaptan al tamaño de la pantalla en la que se están reproduciendo (como el libro de la foto).
Con los libros en prosa no suele haber muchos problemas, ya que el texto se va desplegando y adaptando al tamaño de la pantalla disponible...
...pero en algunos casos el desafío es grande. Por ejemplo en los libros de poesía donde, si la pantalla es estrecha, los versos se cortan.
Tuvimos que inventarnos una manera de resolver el problema de los versos cortados que funcionara en todos los dispositivos (ver foto).
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