El poeta nos presenta, aquí, sus Días de quimio y rosas: el cáncer de mama visto por el que anda al otro lado de la cama. En este caso, el poeta, que nos acerca a esta enfermedad que tan maleadas muchachas devuelve. Su camino de espinas y de esperanzas rosas que ha recorrido con su amada, que estará ya siempre recorriendo porque sabe que nunca se cierra del todo ese paréntesis de los días de otra vida, que te la cambia. Vida íntima suya que poetiza con un lenguaje sencillo, a ras del suelo, que te emociona. Él está ahí, como un centinela a la puerta del dolor, con sus armas: la fidelidad, la alegría, la paciencia, la poesía, y sobre todo con el amor, del que sabe que, a la tarde, en el otoño de la vida, le examinarán, nos examinarán a todos.
Rubén Lapuente.