Una persona del común aprovecha “un tris de untada con la historia’’ para entregar un discurso en el “país de las malas noticias”, en un intento por hacer pensar a la gente que ha perdido la capacidad de asombro y se habituó al infausto como natural.
Una novela que no escapa de la tragicomedia de una sociedad que debe recorrer la débil senda que separa su realidad de la ficción. Una voz crítica, pero también de propuestas y de optimismo, de provocar a la gente a que observe que bajo las escorias de su camino suele haber filones de oportunidad —Acres de Diamantes— y no está preparada para aprovecharlos.
Un mensaje a la conciencia de una nación que trastabilla entre sus dudas y los dictados de sus rancios dirigentes o de los falsos profetas.
Gilberto Mendoza, colombiano (Choachí, Cundinamarca), economista de la Universidad Nacional de Colombia, se considera mejor un “economista descalzo” por su trabajo en Colombia y en una veintena de países latinoamericanos en programas con población rural y urbana pobre (agromercados y generación de empleo), y en la compleja brega de ganar espacios para las actividades de substitución de cultivos ilícitos.
Investigador nato, ha publicado obras técnicas; la presente, es su primera novela en un intento por llevar el mensaje a gobernantes y dirigentes de que lo simple, lo real y lo que le llega a la gente, es lo que vale. Que la vida de los pobres es una novela diaria y genuina. Que es posible ayudarlos cuando se les escucha, y acudiendo más a la imaginación que al golpe del dinero, mal utilizado.
