Segunda colección de relatos, después de No todo está perdido.
Esta vez son diez.
Diez historias que ahondan en temas como la empatía, la frustración o las ilusiones perdidas.
Diez historias contadas desde un punto de vista cercano a los personajes, con un lenguaje directo —a veces poético, a veces jocoso— que hará que te involucres en ellas como un espectador VIP.
Diez «historias cotidianas».
Si te gustan los relatos sencillos, con personajes corrientes enfrentados a problemas, te gustará Un día vamos a morir.
No dejes de probar.
Matemático rendido y escritor recuperado.
La escritura fue una de mis primeras inquietudes, en una época remota, en que ni siquiera el bigote amenazaba con oscurecerme la cara. Y a pesar de eso, he pasado casi toda mi vida adulta alejado de ella y dedicado a las matemáticas.
Ahora, cuatro décadas después de aquella inquietud, me he decidido a tirar la toalla como matemático y adentrarme en el mundo emocionante de las palabras en la página, el mundo de las historias.
Y lo hago con el extraordinario reto de los relatos cortos. Esos que puedes leer de una sentada, antes de dormir, o de camino al trabajo, o mientras te tomas una cerveza en la playa.
En ellos cuento simplemente cosas que le pasan a la gente. No a superhéroes o a extraterrestres, sino a personas corrientes que se enfrentan a sus miedos y tratan de seguir adelante a pesar de ellos.