Julián parte de su pueblo natal con destino a la ciudad, lo hace para iniciar formalmente estudios universitarios. No obstante, en su fuero interno abriga la idea de un viaje iniciático hacia una vida que espera interesante, en contraposición con la que él considera hasta ahora vulgar. La desilusión de la supuesta nueva vida no se hace esperar. La soledad aparece como el estado personal del muchacho, y la añoranza, como un intento de recuperar su vida anterior que entiende perdida. Es su propia introspección y la evocación lo que lleva al conocimiento de sí mismo, a la superación del presente como proyección del futuro que empieza inexorablemente a ser.