Poeta de trayectoria casi secreta, Carmen Zapico da ahora a conocer su trabajo en un poemario que destaca por la originalidad de sus metáforas e imágenes, así como la intensidad y la fuerza de su escritura lírica. A través de sus versos, el tiempo y los afectos tejen el dibujo de un ser reconciliado con su historia. Su poesía, sincera hasta el límite, vital, intensa y de una gran sutileza, viene marcada por la pugna entre el inevitable fin y la infancia como territorio sagrado, el reino donde no muere nadie. Sus poemas gozan de esa sensibilidad y perspicacia necesarias para escribir sobre los afectos, los paisajes que hacen temblar el alma, los desfavorecidos o las vidas truncadas de los que se van y de los que se quedan. En definitiva, de cicatrices y de sueños. El amor es lo que nos hace perdurables más allá del tiempo, y es ese sentimiento que se puede leer en los ojos de un niño o en las ramas de un árbol vencido por el tiempo, el que recorre a modo de columna vertebral, este breve poemario.
Carmen Teresa Zapico Gil