Me gustaría decir que empecé a escribir cuando todo iba bien.
Pero eso no lo hace ni la persona más feliz del mundo.
Empecé a escribir buscando en las palabras los tornillos y engranajes que harían que todo funcionara de manera correcta. Pero no fue así.
Tampoco descubrí la oscuridad ni la salida.
Encontré la paz y el silencio de unos soldados con sed de sangre.
Cicatrices que dejan huella de batallas semiperdidas o semiganadas.
Dependiendo de con qué mano lo mires.