Ante la abundante corrupción que nos ofrecen los partidos políticos, y su constante egoísmo partidista tan contrario al patriotismo inteligente y al bien común nacional, propongo: una forma de Estado más social, con un gobierno transparente, acorde con nuestro presente y hacia el futuro que deseamos.
A veces, las ideas de las que estamos más seguros, son completamente erróneas… los empleos son una consecuencia de la relación de retroalimentación entre el cliente y la empresa. En este sentido, un consumidor corriente crea más empleo que un capitalista, y gravar más a los ricos para hacer inversiones, haría que la clase media crezca y prospere. Si los empresarios se atribuyen el mérito de crear empleo es en verdad una gran mentira, en realidad, es justo al revés.
Un rico no compra cientos o miles de veces más que uno de clase media, así que, es imposible compensar las pérdidas producidas por el menor gasto de la clase media desempleada, aumentando la ganancia de los ricos.
Después del final de los oportunistas políticos, es necesario crear Escuelas de Estadistas competentes que formen socialmente a todos los candidatos que en un futuro quieran participar en los gobiernos del Estado. Hombres que sirvan a la democracia y al hombre con honestidad y pongan la economía al servicio de la sociedad.
En todo servidor del Estado, es necesaria la constancia moral que permita conservar la actitud inquebrantable a la Constitución; con un pensamiento claro, un razonamiento acertado, un juicio lógico, una motivación sincera, una lealtad inteligente y un carácter disciplinado.
El idealismo nunca puede sobrevivir si los idealistas de cada generación se dejan exterminar por los grupos más abyectos de la humanidad o por los que manipulan la realidad.