Hay veces en las que escribir se convierte en una necesidad, en una cura, en mi religión, mi ideología y mi sistema.
Otras veces sólo es una vía de escape para vaciarme de las letras que inspiración me inyecta cuando ando despistada.
Hay quien me dijo una vez:
—“¿Por qué escribes?”
A lo que respondí no sin pensármelo unos minutos:
—“¿Y por qué no hacerlo?”
Si me falta el aire; respiro poesía… pero ha llegado la hora de poner fin a estos versos. Hasta siempre y GRACIAS…
Toñy Espada.