Devoto del silencio y la paciencia,
amante obsesionado de las aguas,
soñador que en cada lance ahoga penas,
y pone en cada anzuelo una esperanza.
Amigo de cualquiera que profese su fe representada en una caña,
adulto que se torna otra vez niño guardando su tesoro en una caja.
Buscador incansable de momentos, experto en intentos y constancia,
maestro en el arte del respeto, dueño de una pasión que no se cambia...
Un pescador