Cuando Pepe Toro entró en aquel piso para sacar al hijo de su amigo Paco Ramírez, no tenía ni idea de lo que vendría después. Esa noche, cuando entrara a trabajar al Cagliari, su jefa le haría un encargo delicado. Pronto se verá atrapado en una red de intereses enfrentados de la que no le será fácil desentenderse. Una chica joven, una muñeca de cera, le empujará hasta llegar al final.