Perros con asma: ¿será la deglución de húmedas colillas, que apáticamente arrojan al suelo los insensibles, la fuente de su insuficiencia pulmonar? ¿Será la indiscreción de las inquisitivas miradas, el nerviosismo que descompasa su respirar?
Es igual. No nos importa el verdugo, mas no hay tiempo y la culpa es una sinrazón. Los bronquios ya han comenzado a crepitar, las costillas se contraen actuando como una válvula mecánica que hace exhalar un último lánqguido aliento.
El perro ya no tiene asma.
El perro siquiera tiene vida.