Mientras lea estos versos, viva en la diluida línea entre la realidad y la alucinación, entre el sueño que nos eleva y el despertar que nos entierra, entre la pálida locura y la seria razón. Sitúese en bacanales de metáforas, símbolos constantes, burbujas mentales y páramos de imágenes de otro universo. Le invito a vivir una aventura en los entresijos de mis nervios, en la selva de mis pensamientos, de mis pasiones en carne viva. Viaje a este mundo, el de cuadrículas hacia el infinito, el del infierno frío y llano, el de los misterios de Eleusis, donde todo horizonte se desvanece en la niebla, donde el cielo y la tierra se fusionan, donde hallará el éxtasis helado. Arriésguese a conocer la naturaleza humana, el sueño de una perversa imaginación. Camine por designios misteriosos que agudizan in extremis los sentidos y sus sensaciones. Déjese llevar por el amor, respire amor, vívalo en todas sus poliédricas caras. Trate la angustia a través de periplos al interior del alma, sobreviviendo a las rebeliones interiores y a la autocompasión. Sienta el poder de pulsar un botón sobre las conciencias humanas y sus cuerpos. Sienta la vanidad sin límites de los seres humanos, la soberbia que levanta cárceles en vertical. Usurpe el trono de los cielos para después verse dentro de un ataúd. Hágase dueño de todo cuanto existe, lo real y lo imaginado. Resígnese a ser quien se esconde y sea, de una vez por todas, libre.
Pedro José Berruga del Rey, Itzama, (Albacete, 1976) estudió Derecho y Humanidades en la Universidad de Castilla-La Mancha y Filosofía en la UNED. En la actualidad, es profesor de Filosofía.
Ha publicado Zir XV poemario (2004), Gehena mecánica (2005) y Mi mundo, el nacimiento de la poesía negra (2006).