Fonso Sánchez Fuster (Gandia, 1974) es maestro en un pequeño municipio de la costa occidental de Cantabria. A su trabajo une la inquietud por la poesía y la música, presumiendo de su mediocridad en cualquiera de las facetas.
Impregna su vida de la dualidad que le otorga su ascendencia mixta, cántabra y valenciana, y esa dualidad se refleja de un modo palpable en la producción artística.
Abusando de estereotipos, puede definirse su obra como mediterránea y cantábrica; sensible y dura al tiempo, pausada y tormentosa, tierna y descarnada. Para coger, después, los adjetivos, y jugar con ellos de un modo caótico dentro de un orden único.
Canta al amor y a la muerte y navega constantemente entre la alegría y el pesimismo más destructivo.
Mi corazón
, un enfermo mental, anticipa esa ambigüedad de la que parte su torrente creativo. Es la primera entrega de trabajos y nadie podría aventurarse a pronosticar si también será la última.