En un geriátrico inventado, un residente, que en su día transitó a distancia por la Facultad de Historia, y una estudiante de Geriatría se empecinan en convivir mientras les sea posible.
Claudia asiste, entre estupefacta y divertida, a las pequeñas reflexiones intelectuales, artísticas y vitales de un anciano que, a modo de recortes de un collage, jalonan toda la narración.
Fragmentación argumental que es exigencia de nuestro tiempo y donde se puede apreciar el denodado intento de un ser humano por luchar contra la alienación personal que esta sociedad nos impone por inercia, y que nos desorienta a cada paso.
Su experiencia como creativo profesional aparece a través de sus recuerdos, que atesora en su vetusto y chulísimo ordenador, demostrando que la responsabilidad y el compañerismo no son incompatibles, por difícil que sea el empeño.
El arte se hace presente a través de la pintura de El Greco o Géricault; la historia se adueña de la narración por su orgullosa resistencia al olvido; la literatura se encuentra en el subsuelo citando, sin extenderse, a Galdós, Jack London y, vaya usted a saber, si a Jardiel.
Eduardo Román Ramírez nació en Madrid en 1965. Sus primeros años de juventud, en Carabanchel, están marcados por su admiración por el cómic, el cine y la literatura. Sin olvidar su legendaria facilidad para el balompié, del que se considera un prestidigitador incomprendido.
Después de muchos años de creatividad publicitaria y diseño gráfico, se gradúa en Historia del Arte, para a continuación, intentarlo con un Máster de Filosofía de orientación práctica, ambos estudios de la UNED.
Su experiencia profesional, su formación académica y su pasión por la literatura, la historia y el arte se exponen en su primer trabajo literario, obra que deja al juicio del lector su imposible clasificación.
En San Sebastián de los Reyes, Madrid, a 20 de octubre de 2018.
