Pidget el pijo, Jacopaco, Pollo, Patochato... para todos sus amigos y
conocidos tiene el muyhijodePúh un mote, un defecto a resaltar, y de
todo y todos opina su mente inquieta...
¿De dónde sale esa violencia psicológica? Quizás le viene de la
frustración por no poder triunfar sin venderse artísticamente, o por
no triunfar de ninguna otra manera tampoco; quizás de intentar
alejarse de la sombra proyectada por un padre famoso que vive de las
rentas, quizás de las ansias de ser respetado por sus colegas o de
conseguir una chica que le entienda, o simplemente que el estudio de
la ciencia-ficción rusa de la primera mitad del s.XX te deja de esa
guisa.
Quizás hay un pequeño hijodepúh en cada uno de nosotros, que no nos
atrevemos a dejar salir, porque la verdad es que este tio te hace
gracia un rato, pero luego, oye, que se vaya con sus mierdas y su mala
leche a otro sitio, ¿no?
¿Te vienes? Vamos a dar una vuelta por la mente de un auto-marginado
social con patatas deluxe.
Frank Sythe vive en su finca en la frontera de Quebec, dedicado a la cría y doma de caballos salvajes. A diario refresca su cabellera en el río donde disputa salmones a los osos para desayunar. El abundante vello de su pecho le hace inmune al árido frío canadiense y le sirve de reclamo para seducir a las jovencitas que aparecen espontáneamente por sus dominios en busca de algo de emoción en sus vidas.
Esto es cierto, o a lo mejor no.
Si se lo encuentra,
quizás pueda preguntárselo.