En las tardes confusas, cuando mis versos son poemas sin valía,
cuando el tiempo me degrada sin consuelo ni cicatriz,
cuando lo mismo da más que da menos, solo el amanecer invertido
de la noche inyecta sangre en mi embarcadero vacío.
Y quiero vivir, aunque sea un salto al vacío;
aunque el desierto sea mi páramo en llamas,
recurrente el dolor que me habita desde que la diferencia
me dio su toque de gracia.
José Joaquín Lucas Ñiguez