La escuela del entretenimiento es aquella cuyo principio rector es no aburrir y guardar las apariencias. Para conseguirlo, se le ofrecen al alumno un conjunto de actividades, supuestamente divertidas, que lo distraen y lo privan del ambiente y el sosiego necesarios para la conquista de la cultura básica. Se antepone la distracción al método y al esfuerzo que hay detrás de todo conocimiento valioso, de manera que lo periférico se convierte en lo central, y viceversa.