Soy poeta por culpa de un romanticismo incurable (del que podríamos responsabilizar a Olivia Newton-John) y gracias a un accidente de tráfico que a los dieciocho me destrozó el lado izquierdo de la cara, obligándome a buscar refugio entre los versos de Shelley, Byron y Keats.
Hoy sólo me quedan unas cicatrices que me hacen la mar de interesante, y esta manera de escribir, que espero disfrutéis.
David Carretero Puertas