Quién no sabe que Federico García Lorca es un poeta grande, lírico, cercano, de cuerda común a las sensibilidades del pueblo llano y del pueblo culto de todas las latitudes. Pero fue la sinrazón de una sociedad enferma de prejuicios, intolerante y sectaria la que nos dejó sin el que pudo ser el gran dramaturgo en lengua hispana del siglo XX. Los sacrificios de los mejores los demandan los humanos que no son capaces de progresar si no lo hacen sobre la destrucción sentida. Y cuando llegan a ser conscientes de las locuras que cometen, se perdonan venerando los sacrificios de la propia destrucción que necesitan.
Modesto, modestísimo homenaje éste, a quien pudo ser más genio de lo que le dejaron ser.
A Federico García Lorca.