Este libro es la sutura que ha tenido que crearse Javier como desahogo, grito o letanía ante la ausencia de su hija. Con sencillez, sin estridencias ni reparos, pero sí con intensidad y cierta crudeza (o naturalidad), afirma lo que está en el origen de su «crónica sentimental» y, sobre todo, de su desgarro vital. Le escribe a ella, a sí mismo y a nosotros. Evoca a su hija con cordura, dolor y un amor que no permite adjetivos. Porque las palabras nos salvan, nos protegen de algunas angustias y hacen que los recuerdos tomen vida. Javi escribe para que no olvidemos, para que no llegue nunca el silencio.
Eva Rodríguez Salcedo
Javier y Paule. «Cualquier historia se puede contar con pocas o muchas palabras. Te cuento esta en una frase: Paule murió de cáncer y dejó escrito un libro. A partir de aquí va la versión larga. Paule era mi hija o, según otra forma de ver las cosas, es mi hija, porque ¿cómo voy a dejar de sentirlo así?».