Mudo testigo del tormento al que fue sometido nuestro Señor Jesucristo durante su Pasión, no son pocos los que se estremecen ante el madero. Y es que la cruz es un turbador misterio, porque no resulta fácil ver en ella el tierno corazón de un Padre que nos ama con locura.
No resulta evidente descubrir en la cruz la respuesta de un Dios todopoderoso ante el drama de la humanidad caída, ni la llave que abre las puertas del cielo que Adán y Eva cerraron con su pecado. Y, sin embargo, del testimonio de amor filial al Padre que ofreció Jesús en ella nos vino la salvación.
Por ello, El sentido de la cruz —segunda parte de la trilogía La luz de la misericordia— se propone abordar con rigor el sentido salvífico de la cruz, en que se obró la salvación de todo el género humano, así como el sentido de las pequeñas y grandes tribulaciones que conforman nuestra particular cruz.