Cuando se carece de límites y nos olvidamos de los prejuicios impuestos, a nuestro alrededor se ofrece el Universo como realmente es.
Un niño de 8 años, un infinito vertical, es el protagonista de esta fábula que el lector tiene entre sus manos.
Aquí encontrará sueños, ilusiones y muchas dosis de imaginación entreveradas con una realidad que habita bajo la piel.
Ese niño podría ser cualquiera de nosotros.