El señor letra B y el señor letra V han de hacer frente a una situación inaudita hasta la fecha para ellos. Por primera vez en su trayectoria profesional, alguien osa cuestionar su trabajo. El nuevo jefe de personal va a atreverse, en aras de la eficiencia, a poner en tela de juicio una situación prácticamente dogmática.
Esto es una guerra, y sólo el idioma más adaptado sobrevivirá.