El deambulante es un escrito rumiado durante años; quizá demasiados. Es, también, un parto necesario para el autor. Es una crónica que entronca —sin demasiado orden— un devenir temporal con una infancia inexistente. Es un viaje a través de las líneas familiares —llenas de ídolos y de villanos—, pasando por el árbol genealógico propio y por el peso que tiene en la vida de uno. Es también un reconocimiento de las múltiples debilidades e inseguridades de los que no hemos sido reconocidos «simplemente» por lo que somos. Es la rabia expresada —algo tamizada—, la defensa a ultranza y la aceptación final de lo que te marca la vida cuando se sueltan todas las corazas. Finalmente, es un viaje personal donde se intenta que el tiempo y las normas dejen de determinar nada, y que no nos hagan sus esclavos.
Carlos G. Anfruns nace en Cataluña, en el Mediterráneo, y renace en México muchos años después. Se paseó por las Facultades de Derecho y de Psicología sin demasiada fortuna, aunque recabando algún que otro «certificado mundano».
Se formó en 2005 en Biomagnetismo, con el doctor Isaac Goiz Durán (q. e. p. d.), en la Ciudad de México, practicando esta técnica terapéutica hasta hoy.
Su interés por el árbol genealógico, desde el punto de vista emocional, arrancó en 2007, tras varias lecturas y posteriores cursos con Alejandro Jodorowsky.
Simpatizó con el budismo tibetano durante quince años; después, con el zen japonés y, actualmente, con el budismo theravada de Tailandia.
Y el viaje sigue...