En los poemas de Carlos Castro López (Santa Cruz de Tenerife, 1971) se entrevé buena parte de la furia abrasadora y de la rabia contenida del escritor que abomina del tiempo que le ha tocado (más en desgracia que en suerte) vivir y que trata de canalizar a través de unos versos contundentes, precisos, demoledores casi siempre, tiernos en contadas ocasiones, pero directos y secos en todo momento, como los puñetazos de un púgil fajador, y penetrantes y certeros, como los disparos de un arma de calibre corto.
Deudor de sus maestros reconocidos y reconocibles (William Burroughs, Allen Ginsberg y Charles Bukowski), Carlos Castro encara la creación poética con un rigor extremo y un afán perfeccionista que ralentiza su producción de un modo que otros escritores con un menor nivel de autoexigencia considerarían exasperante aunque, precisamente, en virtud de ese celo casi obsesivo con el que el autor esculpe cada verso, el resultado final alcanza unas cotas de audacia y brillantez que pueden calificarse de sobresalientes, sin temor a caer en la exageración.
Carlos Castro López nació en Santa Cruz de Tenerife en 1971. Estudió informática en Madrid. Desde entonces ha pasado por los más diversos trabajos.
Sus poemas son producto de una formación autodidacta que proviene de sus dos principales fuentes de inspiración: la lectura y la música. Actualmente dedica su tiempo creativo a escribir guiones para cortometrajes y continúa elaborando nuevos poemas.