Ya llevamos más de 24 horas confinao; casi el mismo tiempo que en pijama. La ventaja de no tené que salí es que no te tienes que arreglá y la gente le está cogiendo el gusto a abandonarse a mayor velocidad que a la que avanza er bisho. En las dos conexiones que he hecho por Eskai estaba tor mundo en pijama y a mi vecino del quinto lo he visto bajá al perro en pijama (en pijama él, el perro iba desnudo). Si seguimos así dos semanas acabaremos con el virus infectándolo nosotros a él. Fijo.
Javier Be Eme nació en Cadi, pegaito a Cadi-Cadi, el mismo año que se formó el Equipo A. Vamos, que está ya lo menos en 2º de pureta.
A la tierna edad de «pocosaños» comenzó a contarle a su madre, dándole toquecitos en el brazo pa que le atendiera, con lo que eso jode, el argumento de todas y cada una de las películas que veía. También trataba de narrarle, de la misma forma, cualquier suceso o acontecimiento de actualidad. Así fue como desarrolló una de sus más inútiles habilidades: contar películas y noticias a quienes no las habían visto o entendido. Pronto descubrió que, para captar la atención del oyente, recurrir al humor, inventando y escribiendo pamplinas, daba más resultado que dar el coñazo dando toquecitos en el brazo. Y así fue como llegaron sus primeros virales: Ya tenemo en Cadi Cortinglé, Matrix gaditano, El catálogo de Ikea que ella no lo lea… Y más recientemente la sinopsis gaditana de Joker o este mismo Diario de cuarentena. Todo colgado en internet y gratis. Bueno, todo no; peor aún: para publicar este libro, el carajote ha tenido que pagar. Pero como él mismo dice orgulloso: «Ahora, cuando alguien me pregunte: ¿profesión?, ya podré contestar con rigor: escritor de pamplinas».