En este primer volumen de “Consuegra, 1891. Datos y reflexiones acerca de la inundación”, Miguel Ángel Cañadilla Gallego (Consuegra, 1965; abogado de profesión) nos acerca al contexto jurídico-político existente en la España de 1891, al tiempo de producirse la inundación de Consuegra provocada por el desbordamiento del río Amarguillo; nos aproxima a la genérica realidad municipal de aquellas fechas y específicamente a la del municipio de Consuegra, ofreciéndonos un particular estudio acerca de su entonces alcalde, Don Luis Cantador Rey, figura relevante en aquel funesto episodio y que, sin embargo, ha quedado relegada a un segundo plano dentro de la historia local, debido quizá a la lejanía en el tiempo con que se ve ya aquella tragedia colectiva; y nos refiere, en fin, las formas y los medios con los que la noticia del desastre y de la exigencia de socorro para Consuegra llegó a conocimiento de las autoridades competentes y de España entera.
Aquel desbordamiento del río Amarguillo fue una de las catástrofes naturales más horrendas habidas en España durante el siglo XIX, al causar la muerte de centenares de consaburenses y la destrucción de la mitad de las casas de la población. Los sobrevivientes a la hecatombe se vieron enlutados en una pena que se antojaba eterna y quedaron sumidos en una desgracia económica que se figuraba interminable. La población, que ya superaba los ocho millares de habitantes, se vio sola y aislada, huérfana de autoridad, pues la verdad fue que la ansiada ayuda externa que a gran escala requería Consuegra y cuya materialización sólo podía encauzarse a través del Gobierno de la nación no llegó ni rápida ni eficazmente, desarrollando la Superioridad una gestión desmañada e incompetente en el alivio de la tragedia, tal y como ha desvelado el transcurso del tiempo.
Miguel Ángel Cañadilla Gallego.