No existen grandes pretensiones al escribir un libro más allá de calmar la naturaleza que nos empuja hacia el abismo. He estado más de un año escribiendo con mucha dedicación y cariño Compasión por el diablo y, ahora, por fin veo mi sueño de publicarlo a la edad de diecinueve años, misma edad que tenía Arthur Rimbaud cuando publicó Una temporada en el infierno. Considero que posee influencias muy dispares, desde la sensibilidad que puede otorgar un poeta como Bécquer; a un cinismo que es capaz de remover los intestinos del lector como el de Bukowski. Sin embargo, mi amor por expresar mis adentros nace de la música y, en especial, del maestro Joaquín Sabina. Por este motivo, busco el perfeccionismo y la rebeldía en mis versos, queriendo describir todo aquello que no quisieras escuchar. A veces en una estrofa me gusta enseñar el culo y en otra enseñarte el corazón. En resumen, mi poesía trata de ser rock and roll.
