Aprendí a romantizar las cloacas por pura supervivencia.
Eramos barrio.
Con sus yonquis
sus gitanos
sus descampados
y sus peligros de barrio.
Eramos dos bandos
los que veían la película
y los que eran la película.
A mí me tocó papel de reparto.
Los yonquis de mi barrio
eran mi padre y sus amigos.
Eran mi familia.
Nunca sentí miedo de ellos
pues formaban parte de mí.
Érika García (1979) nació en Valencia y vivió toda su infancia en la Malvarrosa, barrio marinero.
Para sobrellevar sus días lentos y oscuros empezó a escribir a una edad temprana. Sin orden ni concierto, pero sí con la sensación de que el acto le alejaba de la realidad haciéndole sentir más en paz, más en calma.
A los 13 años su padrastro leyó, sin permiso, el diario personal en el que escribía cada día. Ella se enfadó tanto que tiró el diario por una alcantarilla y con él, sus ganas de seguir expresando por escrito sus emociones.
Afortunadamente las ganas volvieron a los pocos años y Érika retomó su costumbre sin intención de que lo que contaba fuera leído por otros, sino simplemente para desahogarse.
Hace 2 años decide hacer las paces con su voz interna y empieza a darle un espacio de respeto y escucha sin juicio. En medio del proceso de paz, dos mujeres a las que ama mucho, le dan la fuerza necesaria para crear nuevos poemas y rescatar antiguos hasta conseguir armar un libro y publicarlo.
Anatomía de los despojos es el primer poemario que ve la luz, pero sin duda habrá más obras.
Érika Raíz es su seudónimo porque no sabe escribir desde otro lugar que no sea lo profundo, lo húmedo y lo oculto de la psique y alma humana.
