Esta novela de ficción contemporánea está estrechamente relacionada con otra anterior, allí se narraban los orígenes de unas familias que tuvieron la necesidad de salir de sus pueblos y sus países para buscar una nueva forma de vida y sustento. Y, claro está, una vez establecidos en este país, pasan a formar parte de la sociedad como miembros con plenos derechos y obligaciones. En esta igualdad es donde se encuentran los personajes de Aisha y Domiciano, y fruto de su amor pudo nacer nuestro protagonista, Adil. Sus vivencias, su formación y su buen corazón hicieron el hombre libre y liberador de sueños que fue. Es verdad que nunca estuvo solo, siempre hubo una mujer en su vida para compartir el camino y para complementar la formación y concreción de sus pensamientos religiosos, filosóficos, mortales y humanos, ayudados siempre por el sagrado Corán, la Torá o el Pentateuco, además de otros estudios y de las vicisitudes de la vida diaria. De esta manera, pudo llegar a ser elegido como custodio de los Manuscritos del Desierto por la Cofradía de Uruk.
La necesidad de encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la mente nos lleva a veces a buscar en lo más profundo de nuestro interior y a caminar por lugares nuevos y desconocidos cada día. Así, podemos avanzar por medio de un vehículo que tenemos a nuestro alcance: las palabras. Ellas pueden expresar los sentimientos más profundos, posándolos sobre una balanza que equilibra nuestro espíritu. Sin embargo, nuestras miradas y nuestros silencios pueden ser la mejor expresión.
Miguel Ángel Conde Macías nació en Vezdemarbán, Zamora. Después de realizar los estudios de Maestria Industrial, y por motivos laborales, tuvo que emigrar a la zona Norte Industrial, como lo hizo la mayor parte de su generación. Tras una vida laboral ajena a la literatura, cursó estudios universitarios en la carrera de Geografía e Historia. Entre sus obras literarias destacan Entre generaciones, Relatos de una historia olvidada, Silencios en la trinchera, Ventanas de la otra vida y El valor del hiyab.