Los tanatorios y la celebración de los funerales son lugares privilegiados de misión en la Pastoral que la Iglesia realiza en nuestros días.
Allí quien convoca no es la Iglesia sino la muerte. Y la Iglesia mantiene allí una presencia que deberá cuidar muy mucho por lo especial del momento y el lugar.
Allí acuden hombres y mujeres, atraídos por lazos de familia, de amistad, de vecindad, de compromiso social… que, les unen a la persona fallecida.
Los hay de todos los gustos: creyentes y los hay indiferentes. Allí no se va porque se cree en Dios, sino porque se conoce a una persona.
Pero en este contexto muchos se hacen preguntas. Porque la muerte no deja indiferente a nadie. Unas veces la muerte es deseada para que “se acabe” el sufrimiento de alguien. Otras veces, la muerte es pregunta: ¿Por qué la muerte en la mitad de la vida, en lo mejor de la vida?
La pastoral que la Iglesia realiza en tanatorios o en los funerales no puede ser un “aterrizaje oficial” o “una presencia de funcionarios” que cumplen su papel y ya está.
Un Evangelio que no comience por sintonizar con el dolor y el silencio del otro o con las lágrimas de los que lloran al ser querido, poco tiene que hacer. Acoger el dolor, sintonizar en lo más hondo de lo que viven las personas es el camino para hablar y anunciar a Jesús.
En todos los materiales que encontraréis en este libro partimos siempre de ese momento inicial de sensibilidad humana, de empatía con el dolor, de hacerse cargo de lo que las personas viven.
Me contentaría con que estos materiales sirvieran para concienciar a las comunidades cristianas encargadas de esta pastoral de exequias, de la importancia de la misma. Se trata, sin duda, de una presencia misionera, de anuncio, de acogida profunda, de trato exquisito. La gente recuerda para siempre y queda “tocada” para bien o para mal según sea tratada en los momentos donde nos jugamos lo más importante de la vida: el dolor, la enfermedad, la muerte…
Juan Jáuregui Castelo: sacerdote y músico. Autor de más de 20 Cds de música litúrgica y de varios libros de temas litúrgicos.
En su tarea como sacerdote destaca su preocupación por la liturgia en todas sus dimensiones.
De ahí los variados materiales que ofrece a comunidades y particulares para la celebración de la misma.
Una liturgia que acerque el misterio de Dios a la realidad del pueblo sencillo que participa en ella, vivida desde el cuidado y mimo de los distintos momentos celebrativos. Una liturgia en la que se cuide el lenguaje y la estética de la misma para poder conectar mejor con la vivencia y realidad de las personas.
