La vida está hecha de momentos, instantes en el tiempo que no se detienen y que, en la mayoría de los casos, vivimos sin llegar a sentirlos. Momentos que se debilitan con solo pestañear y que, quizás, ni recordemos mañana.
Aquí quedará alguno de esos momentos vividos, plasmados en papel, con la esperanza de que no desaparezcan de mi retina con solo pestañear, e incluso con la ilusión y la certeza de que consiga convertirlos en recuerdos.
Dolors Arán, vuelve del revés las letras de su apellido, y modifica parcialmente su nombre de pila, para crear el seudónimo con el que firma su obra: Nara Dolls. Nace en Valls, provincia de Tarragona. Pequeña ciudad al sureste de Cataluña, con un pasado tan célebre e insigne como desconocido. Nara empieza a escribir al tiempo que comprende y aprende a amar la lectura. Desde muy joven escribe lo que siente, aunque a veces ni siquiera comprende lo que siente. El amor como eje central, en el que vuelca la razón y la sinrazón de la vida. Su formación académica no estuvo orientada hacia las letras pero, aun así, a través de los años y de forma autodidacta, se afanó en adquirir la formación requerida para desarrollar su talento y vocación. Nara da textura en su relato poético, porque nos cuenta una historia cierta y nos la cuenta desde el buen semblante del sonido de las palabras escritas.
